Te encontré un día de invierno, desesperanzado, casi sin aliento.
Me flechaste desde un primer momento, no me pude resistir a tus encantos.
Tenias una silueta única, hasta te creí infinita.
Enfundada en ese vestido negro, tu piel dorada, quemabas lo que encontrabas a tu paso.
No puedo mas que extrañarte, me siento vacío, necesito reemplazarte.
Se que en algún momento vas a volver, por eso acá te espero.
Siempre es igual... siempre se van en el mejor momento: Cuando se acaban.
ResponderEliminarGracias a Dios, con que vos solo lo hayas entendido me basta y me sobra.
ResponderEliminarUn abrazo grande y un beso a mi sobrino, futuro piloto de F1